Hugo llegó con sus papis super puntual, a pesar de las dificultades (no esperabamos que hubiera una carrera pasando precisamente por los sitios que tenía elegidos) y de la imposibilidad para aparcar cerca. No conocía a Hugo, así que no sabía si sería muy serio o demasiado inquieto. Ahora puedo decirlo: es un encanto de chiquillo y además muy fotogénico.
¿Sabéis cuando justo en el momento de hacer click el peque saca la lengua, guiña un ojo, se rasca la nariz, tuerce la boca, hace bizco...? ¡A que os suena! Pues este chiquitín no hace nada de eso, es una delicia hacerle fotos.
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